Blue Robotics, con sede en California, vende componentes, repuestos y suministros para la robótica marina. Con clientes globales que varían desde consumidores de todos los días a organizaciones con alto perfil, como el Jet Propulsion Laboratory de la NASA, los productos de Blue Robotics ayudan a las personas a entender mejor el océano, participar en la exploración y mucho más.
Tasa de aprobación
Pérdidas por fraude
Satisfacción del cliente
El desafío: Vencer a los astutos estafadores
Rustom Jehangir fundó Blue Robotics con la visión de hacer que la robótica marina sea más accesible a personas de todo el mundo. Con un enorme catálogo de productos en línea, precios económicos y envíos internacionales el mismo día, comprar a Blue Robotics no requería ningún esfuerzo.
Lamentablemente, los estafadores son astutos y rápidamente intervinieron para aprovechar este simple entorno en línea. Los estafadores compraban artículos en cantidades con el mejor precio de reventa y los hacían enviar a direcciones internacionales, a menudo usando a PayPal para pagar por las transacciones. Los patrones del fraude cambiaban, haciendo que los pedidos fraudulentos sean difícil de detectar: Algunas veces, los estafadores hacían el envío a un agente de cargas en EE.UU. para ocultar una dirección de envío internacional.
Rustom y su pequeño equipo pasaban horas tratando de controlar el problema. Evaluaban manualmente cada pedido en línea. Rechazaban pedidos cuando tenían apenas una pizca de sospecha. Dejaron de vender los productos que eran más atractivos para el fraude. Contactaban directamente a los clientes para verificar las identidades. Hasta les pedían a nuevos clientes que pagaran por sus pedidos a través de una transferencia bancaria en lugar de tarjetas de crédito. Y sin embargo, esto solamente lograba limitar sus ingresos, irritar a clientes honestos y crear presión al personal. Y lo peor de todo, los estafadores seguían logrando sus propósitos.
Era una empresa pequeña pero en activo crecimiento, cada pedido era importante y con las pérdidas por el fraude casi contando por un 5% de los ingresos, era necesario impedir los contracargos. Rustom entendió que necesitaba incorporar a un experto en el fraude en el e-commerce.