La reputación de una empresa es, sin duda, un activo de alto valor, ya que da forma a la percepción que los clientes, socios y público en general tienen sobre la marca. En un escenario cada vez más digitalizado, donde la presencia online es de gran importancia, la ciberseguridad emerge como un pilar fundamental para sostener una buena reputación. Por lo tanto, los ataques cibernéticos, ya sea a través de ransomware o malware, representan una seria amenaza.
Los ciberataques van mucho más allá de la filtración de datos de empresas y clientes, e impactan directamente en la confianza depositada en la organización, dejando consecuencias negativas duraderas que se extienden más allá del mundo virtual.
El malware, abreviatura de "software malicioso", es un tipo de programa dañino que obtiene acceso a una computadora a través de trampas durante la instalación de un programa infectado. Una vez infiltrado, monitorea las actividades de los usuarios y recopila datos, lo que resulta en daños desconocidos tanto para el dispositivo como para la red.
El ransomware es una categoría específica de software malicioso que secuestra la computadora, restringiendo el acceso hasta que se pague un rescate, generalmente en criptoactivos, para evitar rastrear el dinero. Actualmente, en lugar de bloquear todo el sistema, el ransomware encripta archivos individuales, lo que requiere una clave privada conocida solo por los atacantes. Sin embargo, pagar el rescate no garantiza la recuperación de los datos secuestrados.
Ahora, conociendo mejor los tipos de ataques, es necesario entender las pérdidas. Por supuesto, las pérdidas financieras directas son especialmente impactantes. Cuando los piratas informáticos atacan, a menudo exigen un pago, lo que resulta en un costo inmediato para la empresa afectada. Este coste puede ser bastante elevado dependiendo de la gravedad del ataque.
Además, la empresa todavía tiene gastos para recuperar y restaurar los sistemas comprometidos, contratar expertos en seguridad digital para reparar los daños e invertir en la formación del equipo para reforzar la seguridad. Estos gastos adicionales pueden desequilibrar el presupuesto de la organización y afectar su estabilidad financiera.
A modo de ilustración, los datos publicados recientemente por Check Point Research muestran un aumento alarmante de los ciberataques a escala global, con un crecimiento significativo del 7% en Brasil. Estos incidentes no solo resultan en pérdidas financieras considerables, sino que también socavan significativamente la confianza de los clientes y dañan la reputación de las empresas afectadas.
En 2019, un estudio realizado por la Alianza Nacional de Seguridad Cibernética reveló que los ataques cibernéticos causaron pérdidas promedio de aproximadamente US$200,000 para las pequeñas y medianas empresas en los Estados Unidos. Al mismo tiempo, la reconocida consultora Gartner estimó que el daño total de los ataques cibernéticos alcanzó la alarmante marca de 128 mil millones de dólares en el mismo año.
Estos números son igualmente significativos en el contexto brasileño, según lo divulgado por IBM Security. Aquí, cada ataque cibernético resultó en un costo promedio de alrededor de US$1,35 millones, lo que representa una seria amenaza especialmente para las pequeñas y medianas empresas, que soportan pérdidas promedio de US$2,5 millones por ataque. Estas estadísticas ponen de manifiesto la magnitud financiera de los impactos de los ciberataques, destacando la necesidad urgente de invertir en seguridad digital para proteger a las empresas y minimizar estas pérdidas tan significativas.
Cuando una empresa sufre ataques cibernéticos, surgen daños además de problemas operativos y financieros. Un problema igualmente crítico es el debilitamiento de la marca. La confianza de los clientes, que es una parte fundamental de las relaciones comerciales, se ve afectada. Durante el ataque, los clientes no pueden acceder a los servicios de la empresa, ya que los sitios web y los sistemas se vuelven inoperables y, sin saber lo que está sucediendo, terminan sintiéndose perjudicados por la empresa, creyendo que se trata de un error operativo interno.
En conjunto, la posible fuga de datos a las manos equivocadas crea preocupación entre los usuarios, y esta desconfianza e inseguridad provocada por el ataque puede llevar a una pérdida de clientes, empañando la reputación de la empresa, que es aún más grave. Casos reales, como el ciberataque contra Grupo Americanas, el broker de criptomonedas Binance, entre otros, ilustran claramente lo dañino que es este tipo de sucesos para las empresas. Esto pone de manifiesto la urgencia de invertir en una ciberseguridad sólida para minimizar estos riesgos y preservar la confianza de los clientes.
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